Maravilla salvaje
La palabra
Kenia evoca de inmediato una gran mitología moderna,
alimentada en gran medida por la literatura y el cine. ¿Quién no
recuerda la célebre "granja de África" de la Baronesa Blixen, o las
nieves del Kilimanjaro de Ernst Hemingway (y sus correspondientes
adaptaciones cinematográficas)? Este increíble país de África, situado
al este del continente y con el Océano Índico bañando sus costas, es una
fuente inagotable de belleza, historias y mitos. Puede ser por su
enorme cantidad de fauna característica, o por los muchos parques
naturales que se pueden visitar en su territorio: el caso es que cada
año, miles de viajeros y turistas acuden a
Kenia a maravillarse ante todo lo que este país tiene para ofrecer.
La estampa de
Kenia es, sobre todo, la de grandes
llanuras salpicadas de jirafas, ñus y gacelas; los leones descansando,
terribles y majestuosos, a la sombra; el Kilimanjaro (que en realidad
pertenece a Tanzania), con su espectacular silueta recortada contra el
cielo africano; los ríos habitados por enormes hipopótamos y terribles
cocodrilos; y la presencia de los masai, probablemente la tribu más
famosa de África. Quien acuda a
Kenia en busca de todas estas
maravillas no quedará decepcionado; es realmente un país espectacular.
En casi todos los viajes se suele incluir safari fotográfico
perfectamente organizado, durante el cual el avistador va indicando a
los visitantes la presencia de los animales para poder conservar el
recuerdo de su imagen con las cámaras. La sensación de ver directamente
todo aquello que hemos visualizado una y mil veces a través de la
televisión, es una experiencia realmente inolvidable...
Pero
Kenia es mucho más que animales y llanuras. La
capital, Nairobi, ofrece buenos ejemplos de arquitectura colonial
británica, aunque tiene fama de ser relativamente peligrosa. Al parecer,
es importante ir prevenido para evitar robos, pero aún así es una
ciudad segura y muy interesante. La mezcla entre naturaleza salvaje,
arquitectura centenaria y enormes rascacielos de cristal fruto del
desarrollo de los últimos años es muy sorprendente para quienes viajan
allí por vez primera. Además, hay muchos otros lugares de interés en el
país aparte de la capital: por ejemplo, poblaciones como Mombasa, Gedi o
Lamu Town, con museos muy interesantes y ruinas de antiguas ciudades
swahilis dignas de visitar. Excursiones a las islas, restos
arqueológicos, puertos y mercados... En definitiva, en
Kenia no todo es naturaleza y fauna sino que las posibilidades que ofrece este país al viajero son innumerables.
En
Kenia, además, también es posible conocer a fondo las
tradiciones culturales, folklóricas y gastronómicas. Desde las visitas a
los poblados masai (sin ser la tribu auténtica de hace décadas, ya que
hoy día los masai viven del turismo, aún así la experiencia merece
realmente la pena) a la gastronomía característica del país (una mezcla
de cocina swahili, india, británica y con muchas otras influencias,
sobre todo europeas), hay un montón de sensaciones que vivir y saborear
en
Kenia. La amabilidad y hospitalidad de sus habitantes es el
broche final para quienes quieran disfrutar de unas vacaciones realmente
inolvidables.