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Guía de Laponia

Laponia: la tierra glacial de la aurora boreal

Laponia: tierra de los glaciares y del pueblo sami

Introducción Laponia
Elegir como destino de vacaciones Laponia supone viajar a uno de los lugares más sorprendentes y únicos del Mundo. Se trata de un territorio de 388.350 Km2., que discurre por cuatro países: Suecia, Noruega, Rusia y Finlandia, cuya cultura común se basa en el modo de vida sami, la tradición nórdica más antigua proveniente de un grupo étnico también llamado Lapón, que sobrevive en la zona desde la Edad de Hielo conservando sus tradiciones. 

El pueblo lapón vive entre el nomadismo y el senderismo por la rica tierra de Laponia caracterizada por su increíble y diferenciada naturaleza formada por los parques naturales de Finlandia, los acantilados y heladas islas de Noruega, los valles de Suecia, o las montañas gélidas de Rusia, rodeadas entre otras tantas montañas, deltas, bosques vírgenes, cientos de glaciares y grandes pantanos. 

En este extenso territorio se halla la zona Patrimonio de la Humanidad declarada por la UNESCO que abarca 9.400 km ² de extensión en donde se conserva la histórica cultura sami, así como dos tipos de paisajes diferenciados: el del este, de enormes bosques y pantanos, y la occidental, caracterizada por sus montañas y riqueza natural. Se incluye dentro de los distritos de Jokkmokk y Gällivare, donde se hallan los pueblos sami: Hilvanar (Mellanbyn), Sörkaitum, Sirkas, Jåhkågasska, Tuorpon, Luokta Mavas-y Gällivare; los parques nacionales de Stora Sjöfallet, Padjelanta, Sarek y Muddus; las reservas naturales de Sjaunja y Stubba y otras zonas de importancia como son: el delta de Rapa valle, Tjuoldavágge (Tjuolta valle), el Sulidälbmá (Sulitelma) y los pantanos Sjaunja y el delta del Rapa. 

Se trata de un entorno natural y cultural donde el turista podrá disfrutar de todas las actividades de ocio y deportivas concebidas para el invierno: pasar las frías noches en un igloo de hielo; descubrir la rica flora y fauna del territorio paseando en safaris de trineos con perros o renos; realizar senderismo por valles, arroyos y montañas o un crucero en buques rompehielos; descubrir los impresionantes parques montado a caballo, como el de Oulanka; pescar en los lugares favoritos del zar Alejandro III, como son los Rápidos de Lagningkoski y el río Kymi, en donde también se práctica piragüismo y se busca oro, e incluso descansar en los espectaculares balnearios de Naantali del archipiélago de Aland o disfrutar en alguna de las miles y auténticas saunas finlandesas. Pero lo más sorprende, sobre todo para los más pequeños, será visitar el Pueblo de Papa Noel situado en el mismo el círculo polar ártico, que es donde se encuentra la ciudad de Rovaniemi de la Laponia finlandesa. 

El clima de Laponia es un factor fundamental para que sea tan especial. Su temperatura suele ser muy baja, oscilando entre los -10 a los 15 ºC en enero y los ? 5º C en Marzo. Se caracteriza por ser un frío seco y por las pocas horas de luz solar que están compensadas por la luz ártica o ?luz azul? creada por la misma naturaleza blanca. Además, sin estás condiciones climatológicas no sería posible admirar las famosos auroras boreales, un fenómeno físico típico de Laponia que conforma un abanico de luces y colores viajando en los cielos nocturnos. 

Los orígenes de Laponia comienzan precisamente con los de la tribu sami cuyos asentamientos datan de la Edad de Hielo, hace 9.600 años. Se trataban de colectivos de nómadas dedicados a la caza, el pastoreo y la pesca que pastoreaban con sus renos por la zona más norte de Europa hasta ser trasladados por los vikingos durante la Edad Media hacia el norte del círculo ártico. Es a partir del siglo XV cuando los países vecinos (Dinamarca, Suecia, y Rusia) se reparten el territorio de los samis a través de diferentes tratados, con los que también intentan someter a la tribu, comenzando así un reajuste de fronteras, en cuyo reparto ya entraba Finlandia, que durará siglos. 

La distribución de tierras entre países continúa hasta terminar la Segunda Guerra Mundial, cuyas consecuencias provocaron la devastación de Laponia, la explotación de yacimientos mineros de cobre y níquel y la instalaciones de industrias químicas, y centrales nucleares. Tras ese período, los samis crearon una organización internacional no gubernamental y más tarde su identidad fue reconocida por la creación de foros particulares de representación parlamentaria consultiva en Noruega, Suecia y Finlandia.

Hoy en día se reconoce la identidad, idioma y cultura de los sami, especialmente por el país noruego, y se comienzan a restituir sus derechos como habitantes autóctonos de Laponia. En eso consiste Laponia, en el más bello paraje glacial y en la cultura más antigua del planeta que unidos conforman un lugar único en el mundo.

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