Mucho más que un tratado
La sugestiva provincia de
Utrecht, anclada en el corazón de Holanda y regada por las aguas del río Vecht, es una invitación al reposo y, al mismo tiempo, la puerta de entrada a un soberbio patrimonio cultural y a rincones imborrables. Descubrirla implica perderse en magníficas haciendas rurales, museos, mansiones y castillos, que se alzan la atenta mirada de un precioso paisaje arbolado. No es casualidad, pues, que esta zona fuese una de las preferidas por la nobleza de los Países Bajos para erigir en ella sus residencias de verano.
Los orígenes de su capital,
Utrecht, se remontan al año 47 d.C., momento en el que los romanos levantaron un vado (trecht) junto al antiguo curso del río Rin. No obstante, el año que marcaría el inicio de su pujanza sería el 695, momento en el que el obispo Willibrord decidió establecerse allí. A partir de entonces, el obispado de
Utrecht iría alimentando su gran poder de influencia. Ya en 1713, este lugar sería el escenario de la firma del famoso Tratado de Utrecht, que puso fin a la guerra de Sucesión española.
En la actualidad, esta elegante urbe surcada de canales es una importante ciudad universitaria de 300.000 habitantes, así como una excelente opción para unas vacaciones. De hecho, a la hora de reservar vuelos a
Utrecht, no hay que perder de vista que el aeropuerto de Ámsterdam-Schiphol se halla a apenas 34 km.
Con esta carta de presentación, ¿quién puede resistirse a visitarla?