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Guía de Pekín

Pekín: El hogar de los hijos del cielo

Introducción

Introducción Pekín Su nombre en pinyin (Beijing, que significa ?capital del norte?) atestigua el destacadísimo papel que esta ingente ciudad ?su población supera los 17,5 millones de habitantes? ha desempeñado en la densa y compleja historia de China.

Un protagonismo que comenzó a perfilarse tras la caída del imperio Tang (907 d.C.), momento en que los pueblos bárbaros que ocupaban el área septentrional del país se cercioraron de su gran valor estratégico. Este detalle tampoco pasó desapercibido para el líder mongol Genghis Khan, quien saqueó la ciudad ?capital por aquel entonces de la dinastía Jin? en el año 1215. No obstante, uno de sus descendientes, Kublai Kan, decidió establecer allí su corte en 1272, sopesando que su ubicación se inscribía en los principales circuitos comerciales del continente asiático. Desde entonces, y durante más de 700 años, la preeminencia de Pekín ha permanecido intacta. Contribuyeron a esta causa las tres últimas dinastías imperiales ?la Yuan (1279-1368), la Ming (1368-1643) y la Qing (1643-1911)?, que reflejaron en la Ciudad Prohibida el poder omnímodo del emperador, considerado por sus súbditos como el hijo del cielo.

Ni la proclamación de la República (1911) ni los tensos acontecimientos asociados al siglo XX ?especialmente la segunda guerra sino-japonesa (1937-1945), la guerra civil (1946-1949), las veleidades del Partido Comunista (encabezado por Mao Zedong hasta su muerte, en 1976) y la matanza de Tiananmen (1989)? han restado proyección a una ciudad que se ha convertido por derecho propio en un referente político y económico a escala mundial. En este sentido, la celebración de los Juegos Olímpicos (2008) constituyó el mejor de los escaparates para la capital del llamado Imperio del Centro.

El emplazamiento de Pekín ?una de las cuatro municipalidades que se hallan bajo jurisdicción directa del Consejo de Estado, junto con Shanghái, Chongqing y Tianjín? hace que su clima sea de tipo continental. Éste se traduce en inviernos fríos, en los que los termómetros bajan fácilmente de los 0°C, y en veranos muy calurosos, con temperaturas que superan los 30°C. Así, la primavera y el otoño son la mejor época para visitar la ciudad.

Para ello, sólo se necesita disponer de un pasaporte en regla ?cuya vigencia sea superior a los seis meses? y el correspondiente visado. Éste puede obtenerse en la Embajada de China en España (C/ Arturo Soria, 142, Madrid), o bien en el Consulado General (Av. Tibidabo, 34, Barcelona). Su validez es de un mes natural desde la fecha de entrada en China, debiendo utilizarse durante los 90 días posteriores al momento de su expedición. Por regla general, su tramitación se realiza en unos cinco días hábiles. Ésta debe solicitarse presencialmente (no importa si no es el interesado quien lleva a cabo las gestiones). Sin embargo, cuando esto no es posible, existen agencias que se encargan de efectuar todos los trámites.

La moneda nacional es el yuan (un euro = 8,4 yuans), y puede obtenerse fácilmente en el aeropuerto y en gran parte de los hoteles. Pese a ser uno de los principales destinos turísticos del país, en la capital china apenas hay establecimientos que acepten euros como medio de pago. No obstante, casi todos admiten las tarjetas de crédito (xìnyòngka).

Diversas aerolíneas europeas y asiáticas ofrecen vuelos a Pekín desde los principales aeropuertos españoles a partir de unos 400 euros (ida y vuelta). No obstante, si no sale de Madrid o Barcelona, el precio del billete se encarece considerablemente. En la actualidad, todos los trayectos entre la capital china y España  tienen por lo menos una escala (en Amsterdam o Frankfurt, por regla general).

Una vez en el aeropuerto pekinés ?el Beijing Shoudu Guójì Jichang?, se puede acceder al centro de la ciudad en autobús o en taxi. Si se apuesta por la primera opción, desde el hall 5 se puede tomar la línea 2 de bus (el precio del billete es de unos 16 yuanes). Por el contrario, si se opta por coger un taxi, se aconseja negociar por anticipado el precio de la carrera, que suele situarse entre 100 y 130 yuanes. Del mismo modo, es importante subrayar al taxista que la cantidad acordada incluirá el pago del peaje de la autopista (si no, éste se cobrará a parte). Si se no se acuerda el precio de antemano y el tráfico es fluido ?una situación poco habitual en Pekín, no obstante? el precio que marque el taxímetro puede ser incluso menor a las cantidades apuntadas.

En cuanto a los hoteles en Pekín, cabe destacar que la ciudad goza de una nutrida oferta de alojamiento. Pese a todo, es importante que el visitante tenga presente que existen cuatro tipos de hotel: los de lujo, los que se dirigen a occidentales, los que se destinan al turismo nacional de clase media y media alta y los hoteles económicos y pensiones destinados al público chino. Entre todos ellos, es preferible no decantarse por esta última opción, dado que el servicio que ofrecen dista mucho de estar a la altura de los estándares europeos. En cuanto a los establecimientos dirigidos al turista chino acomodado, éstos suelen presentar una excelente relación calidad-precio. El único inconveniente es que sus empleados no siempre dominan el inglés.

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