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Qué visitar en Palermo

Palermo: A medio camino entre la modernidad y el mito

Catacumbas escalofriantes junto a edificios históricos

Qué visitar en Palermo Palermo merece una visita tranquila y reposada, dejando que nuestros pies y nuestra inspiración nos guíen por las calles de esta bella ciudad. Pero desde luego hay una serie de lugares que sería imperdonable no visitar una vez allí, y que podemos descubrir comenzando nuestro recorrido en el puerto, junto al mar Tirreno que baña las costas sicilianas. El antiguo puerto palermitano recibe el nombre de Puerto de la Cala; es uno de los más antiguos del mundo, ya que data del siglo VII a. C. Actualmente el Porto Civile es el lugar donde desembarcan ferrys y cruceros, y donde se pueden contemplar las embarcaciones de recreo flotando tranquilamente en el puerto, con el Monte Palatino como telón de fondo. Es el momento de internarse en el laberinto de calles de la ciudad y empezar a descubrir todos sus tesoros.

Quizás el lugar más célebre de la ciudad sean las Catacumbas de los Capuchinos, uno de los enclaves más escalofriantes probablemente de todo el planeta. Este lugar data del año 1599 y fue destinado al depósito de los cadáveres de los monjes, debido a las excelentes condiciones de conservación que mostraron las galerías subterráneas. La momificación se convirtió así en una práctica habitual, y con el tiempo se empezaron a enterrar también personas civiles como la célebre Rosalía Lombardo, una niña cuya momia da la sensación de estar dormida... Las imágenes de las momias, vestidas y ataviadas con lujosas galas o trajes humildes, es realmente impactante. Al estar separadas por secciones podemos encontrar momias de religiosos y religiosas, civiles y un curioso apartado llamado "Profesionales", donde los cadáveres de jueces, militares y otros oficios lucen sus mejores galas.

Para estómagos más débiles, en Palermo hay lugares mucho menos siniestros y que albergan muestras de enorme belleza, lo que supondrá todo un alivio para el viajero que haya visitado las Catacumbas. Un buen ejemplo es la Capilla Palatina, ubicada en el Palacio de los Normandos (Palacio Real), actualmente sede de la Asamblea Regional Siciliana. La Capilla data del siglo XII y es una cumbre del arte bizantino. Acceder a su interior es llenarse la vista de luz y color gracias a los magníficos mosaicos bizantinos que lo revisten. Tanto el techo como las paredes de las tres naves de la capilla están completamente forrados de mosaicos de oro, azul, verde y mil colores más, que recientemente han sido restaurados y se muestran en todo su esplendor. En la parte subterránea del Palacio, además, es posible visitar los restos de la Muralla Púnica de la ciudad.

Además, en Palermo las construcciones religiosas son muchas y muy hermosas: desde la gran Catedral, que desde su primera construcción no ha dejado de cambiar (desde basílica paleocristiana a templo cristiano, pasando por mezquita árabe) y que conserva todo su atractivo y majestuosidad; hasta la iglesia de San Giovanni degli Eremiti, una peculiar mezcla de mezquita árabe e iglesia normanda que destaca por sus cúpulas rojas (y en cuyo entorno podemos descubrir un encantador claustro medieval del siglo XII, plagado de frutales y jazmines), pasando por la majestuosa iglesia de Santa Caterina en la Plaza Pretoria o la bella iglesia de Santa Maria della Catena. Los museos también son interesantes en Palermo, desde el Museo Arqueológico "Antonio Salinas", plagado de restos llegados de excavaciones de toda Sicilia, al Museo de las Marionetas y su colección de pupi sicilianos y la reconstrucción del Teatro Chino.

Otro de los rincones más populares de Palermo es Quattro Canti (Plaza Vigliena), considerado el centro del casco histórico palermitano y que constituye la confluencia de la Via Vittorio Emmanuele y la Via Maqueda. Esta plaza renacentista muestra los cuatro estilos arquitectónicos clásicos en sus cuatro esquinas, en forma de fuentes y estatuas ubicadas en las fachadas de los cuatro edificios que delimitan la plaza. Además, en Palermo también es inexcusable visitar lugares con tanto encanto como el Mercado de la Vucchiria (cerca de la Plaza Caracchiolo), cuyos puestos plagados de frutas y verduras, pescados frescos, especias, quesos y muchas otras especialidades son un placer para los sentidos. Atención también a la bellísima iglesia normanda de La Martorana, y muy especialmente a Monreale, una localidad situada a tan sólo 11 kilómetros de la capital siciliana. Su Catedral muestra un espectacular interior, lleno de mosaicos bizantinos del siglo XII, mientras que el Claustro del monasterio benedictino ostenta más de doscientas columnas románicas, adornadas con tallas y relieves que constituyen auténticas obras de arte.
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