La Manga y Mar Menor:
Turismo de auténtica calidad
Pescado, arroz y repostería: un trío perfecto sobre la mesa
Como no podía ser de otro modo, si hay algo que caracteriza a las recetas del mar Menor es su apego por el pescado y el marisco (a pesar de que esta zona no destaca por albergar un elevado número de especies). En cualquier caso, este alimento —y en particular, los langostinos— presentan una carne más suave y sabrosa que los productos que se capturan en el Mediterráneo. A la hora de explicar esta circunstancia, hay que tener en cuenta la temperatura de las aguas del mar Menor (siempre cálidas), su escaso oleaje y su mayor concentración de sal y yodo, lo que incide en la flora y la fauna de esta inmensa laguna.
Por todo ello, los productos estrella en de este rincón de Murcia —considerado con justicia como su coto pesquero— son el salmonete, el mero del cabo de Palos, el bonito salado, la mojama, el atún de ijada con habas tiernas, la lubina a la espalda o la dorada —tanto a la sal como a la plancha— sean los platos estrella del recetario local.
Mención aparte merecen las huevas del casi extinguido mújol (exquisitas cuando se preparan con almendras, aunque no aptas para todos los presupuestos). Y obviamente, no hay que olvidarse del buque insignia del recetario del mar Menor: el delicioso caldero. Se tata de uno de los alimentos básicos de los pescadores de mújol y se prepara con arroz y pescado de roca en pesadas ollas de hierro.
No obstante, la proximidad de la huerta murciana hace que platos como las refrescantes ensaladas huertanas o las migas con tropezones sean también muy apreciados. Entre las fórmulas más celebradas, descuellan los michirones (a base de habas secas y consumidos sobre todo en invierno) y el zarangollo (huevo revuelto con calabacín y patata).
Finalmente, en el apartado de postres, además de las deliciosas frutas de la huerta murciana (como el melón), habría que referirse al pastel de cierva, una especialidad típica de San Javier que ofrece un interesante contraste entre sabores dulces y salados; las delicias, el tocinillo de cielo o los cordiales, elaborados artesanalmente.
Como no podía ser de otro modo, si hay algo que caracteriza a las recetas del mar Menor es su apego por el pescado y el marisco (a pesar de que esta zona no destaca por albergar un elevado número de especies). En cualquier caso, este alimento —y en particular, los langostinos— presentan una carne más suave y sabrosa que los productos que se capturan en el Mediterráneo. A la hora de explicar esta circunstancia, hay que tener en cuenta la temperatura de las aguas del mar Menor (siempre cálidas), su escaso oleaje y su mayor concentración de sal y yodo, lo que incide en la flora y la fauna de esta inmensa laguna.
Por todo ello, los productos estrella en de este rincón de Murcia —considerado con justicia como su coto pesquero— son el salmonete, el mero del cabo de Palos, el bonito salado, la mojama, el atún de ijada con habas tiernas, la lubina a la espalda o la dorada —tanto a la sal como a la plancha— sean los platos estrella del recetario local.
Mención aparte merecen las huevas del casi extinguido mújol (exquisitas cuando se preparan con almendras, aunque no aptas para todos los presupuestos). Y obviamente, no hay que olvidarse del buque insignia del recetario del mar Menor: el delicioso caldero. Se tata de uno de los alimentos básicos de los pescadores de mújol y se prepara con arroz y pescado de roca en pesadas ollas de hierro.
No obstante, la proximidad de la huerta murciana hace que platos como las refrescantes ensaladas huertanas o las migas con tropezones sean también muy apreciados. Entre las fórmulas más celebradas, descuellan los michirones (a base de habas secas y consumidos sobre todo en invierno) y el zarangollo (huevo revuelto con calabacín y patata).
Finalmente, en el apartado de postres, además de las deliciosas frutas de la huerta murciana (como el melón), habría que referirse al pastel de cierva, una especialidad típica de San Javier que ofrece un interesante contraste entre sabores dulces y salados; las delicias, el tocinillo de cielo o los cordiales, elaborados artesanalmente.