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Qué visitar en La Manga y Mar Menor

La Manga y Mar Menor: Turismo de auténtica calidad

Qué hacer en el mar Menor y La Manga

Qué visitar en La Manga y Mar Menor
  • Los Alcázares

Situado a orillas del mar Menor y conocido como Al Kazar (‘palacio’) durante la dominación árabe, este enclave se convirtió en el preferido de los musulmanes a la hora de instalar sus lujosas villas de recreo (de esta época, aún sobrevive la torre del Ramé, documentada desde el siglo XIII, modificada en el siglo XVI y destinada a funciones de vigilancia). En su elección, mucho tuvieron que ver los manantiales con propiedades medicinales que abundaban en la zona, y que con el tiempo convertirían a Los Alcázares en un importante centro termal. Prueba de ello fue la creación, en 1904, del balneario de la Encarnación —el edificio bien merece la admiración del viajero—, la construcción del balneario de San Antonio —una encantadora construcción de madera situada mar a dentro, y que en el pasado albergó vestuarios para los bañistas— o la visita del mismísimo rey Alfonso XIII, que sucumbió a los encantos de esta localidad. Incluso hoy, este municipio de aire señorial dispone de centros de spa pensados para unas vacaciones de relax. En cualquier caso, su tradición como centro termal comparte protagonismo con otro aliciente no menos convincente: sus playas. Un poderoso imán que hace que la población, de poco más de 16.000 habitantes, se multiplique por cinco en temporada alta. En efecto, sus 7 km de playa, que se extienden entre la pedanía de Los Narejos y Punta Brava, explicarían en gran parte este fenómeno. Un sector que aglutina las playas de Las Salinas, Las Palmeras, El Espejo, Manzanares, Carrión y La Concha. No obstante, los amantes de las emociones fuertes pueden aprovechar su estancia en Los Alcázares para practicar todo tipo de deportes acuáticos, como el submarinismo, la vela o el remo en canoa de la mano de empresas especializadas (sin olvidar otras disciplinas que no requieren del mar, como el tenis, el ciclismo o el golf). A su vez, los aficionados a la aviación pueden dedicarle un tiempo al Museo Aeronáutico de Los Alcázares, situado en la avenida de la Libertad y poseedor de fotografías que recuerdan la puesta en marcha del aeródromo local en 1915. Asimismo, desde esta localidad también se puede hacer una excursión en barco hasta la hermosa Isla Perdiguera, una de las más visitadas del mar Menor.

  • San Javier

Fundada en el siglo XVII en tono a una ermita situada en un cruce de caminos, esta localidad debe su nombre a San Francisco Javier, santo de una orden que tuvo una gran ascendencia en la zona: la Compañía de Jesús. Hoy, la playa de Los Narejos marca su límite municipal. Entre sus principales alicientes, se cuenta la pedanía de Santiago de la Ribera, fundada en 1888 por el matrimonio Barnuevo-Sandoval, y en la que abre sus puertas la Academia General del Aire, escuela del Ejército del Aire y sede de la patrulla acrobática Águila (no se admiten visitas). El aeropuerto de San Javier, uno de los dos con los que cuenta Murcia, comparte instalaciones con la academia. En Santiago de la Ribera, además, también se hallan las playas de Barnuevo, Colón y Los Castillos. Por descontado, tampoco hay que perderse uno de los principales reclamos turísticos de la Región de Murcia: la Manga del Mar Menor. Entre sus lugares más emblemáticos, descuellan las playas de Galán y El Pedruchillo o la cala del Pino. A su vez, en la vertiente mediterránea, es aconsejable gozar de las playas de la ensenada del Esparto, la de la punta del Estacio y la de Galúa. Asimismo, los amantes de los deportes náuticos tienen una cita con la Estación Náutica del Mar Menor (sita en el cago de Palos), donde encontrarán todo lo necesario para practicar numerosas actividades acuáticas, especialmente el windsurf y el submarinismo. Del mismo modo, la Manga también cuenta con otros dos focos de diversión: la plaza Bohemia y el Zoco, tras el cual se despliega el puerto deportivo Tomás Maestre. Sus primeros focos turísticos se hallan cerca del cabo de Palos, y son los siguientes: playa Honda, mar de Cristal e Islas Menores. A apenas 1 km de estas últimas, se encuentra la pequeña localidad pesquera de Los Nietos y, no muy lejos de allí, otra población similar: Los Urrutias.

  • San Pedro del Pinatar

El nombre de esta localidad, situada en el extremo septentrional del mar Menor y originaria del siglo XVII, deriva de una ermita erigida por los pescadores locales en honor de San Pedro. La segunda parte de su denominación tiene que ver con una extensa pineda que en el pasado estuvo muy frecuentada por cazadores. Ya en el siglo XIX, San Pedro del Pinatar se transformó en su centro de recreo para los habitantes de la huerta, que acudieron a la zona atraídos por las propiedades curativas de las aguas del mar Menor. Hoy, esta población es un importante destino turístico circundado de excelentes plantaciones de cítricos y empresas dedicadas a la floricultura y a la exportación de especies vegetales al resto de Europa. Éstas se dan la mano con los modernos centros de talasoterapia, que certifican la tradición del municipio como centro de salud. En el marco del patrimonio monumental pinatareño, destaca la finca de San Sebastián o Casa del Reloj, en la que falleció el último presidente de la Primera República, Emilio Castelar, y que hoy acoge un restaurante. Del mismo modo, tampoco hay que pasar por alto el palacio del Barón de Benifayó (también conocido como la Casa Rusa), el palacio de los Condes de Villar de Felices y la lonja. En el apartado de arquitectura religiosa, cabe referirse a la iglesia de Santiago Apóstol y la iglesia de la Virgen del Loreto. En cuanto a sus playas, habría que referirse a La Puntica, Villa Nanitos, La Mota (Molino), La Llana, Las Charcas y Lo Pagán. Las dos últimas, además, son muy conocidas por sus baños de lodo, a los que se les atribuyen propiedades terapéuticas (sobre todo en casos de reumatismo, artrosis y problemas cutáneos). Sin embargo, el lugar más afamado del municipio es el Parque Regional de las Salinas y Arenales de San Pedro del Pinatar, que enlaza con la Manga del Mar Menor y que configuran el principal humedal de Murcia. Utilizadas ya por los árabes, las salinas son actualmente un espacio protegido de 857 hectáreas que da cobijo a un centenar de aves, entre los que se cuentan los flamencos. Hasta este magnífico rincón se puede llegar desde el molino de Quintín, camino de la Calcetera.
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