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Qué visitar en Costa Napolitana

Costa Napolitana: Un tesoro a los pies del Vesubio

Qué ver en la Costa Napolitana

Qué visitar en Costa Napolitana A continuación, se resumen los rincones imprescindibles del golfo de Nápoles y sus inmediaciones.

  • Amalfi

En el siglo IX, la capital de la Costa Amalfitana llegó a ser una de las repúblicas marítimas más poderosas del Mediterráneo, así como un punto estratégico para el comercio con Oriente. Además, según cuenta la tradición, Amalfi fue la cuna de Flavio Gioia, el inventor de la brújula. Una vez allí, no hay que perderse las Tavole Amalfitane; custodiadas en el Ayuntamiento de la localidad, contienen el primer código de derecho marítimo plasmado por escrito. También es más que aconsejable visitar la catedral de San Andrés, de factura románica y depositaria de la tumba del apóstol San Andrés, patrón de Amalfi. Su bellísimo claustro, conocido como claustro del Paraíso, se erigió entre 1266 y 1268.

  • Atrani

Se trata de otro de los núcleos imprescindibles de la Costa Amalfitana. Pese a contar con una población de apenas un millar de habitantes y una extensión de 0,2 km2, el incomparable paisaje de Atrani bien merece la atención del viajero. Partiendo de la plaza de Umberto I, hay que tomar un acceso que conduce a la iglesia de San Salvador de Bireto, que da cabida a interesantes muestras artísticas procedentes de Constantinopla. Además, éste era el marco en el que se elegía al dux de la república de Amalfi en la Edad Media.

  • Capri

Pocos rincones del Mediterráneo pueden igualar en fotogenia a esta pequeña isla del golfo de Nápoles. Sus paisajes de ensueño, su naturaleza y sus olores hacen de ella un capricho para los sentidos. Sus primeros habitantes ilustres fueron los emperadores romanos Augusto y Tiberio, cuya presencia en Capri es todavía visible en forma de ruinas romanas. A partir del siglo XIX, por su geografía desfilarían figuras tan ilustres como los escritores Alejandro Dumas y Oscar Wilde, que no pudieron resistirse a sus encantos. Entre sus principales reclamos, cabe referirse a la Grotta Azzurra (realmente hermosa, aunque siempre atestada de embarcaciones que guardan largas colas para adentrarse en ella), I Faraglioni (dos imponentes farallones que emergen del agua a 109 m de la costa), la Marina Piccola, Villa Jorvis, Anacapri y, en el corazón de la isla, la Piazza Umberto I, más conocida como Piazzetta de Capri. Para llegar hasta allí, la forma más rápida es hacerlo en barco desde Sorrento.

  • Cumas

Esta población, fundada posiblemente por los griegos en el siglo VIII a.C., es una de las colonias más antiguas de la Magna Grecia. Sus zonas más importantes son la acrópolis (en el noroeste) y la necrópolis, que se extiende sobre un llano. A los pies de la acrópolis se halla la entrada de la conocida Gruta de la Sibila.

  • Herculano

Sin duda, esta visita no puede faltar en la agenda de los amantes de la historia y la arqueología. Aunque la zona excavada en mucho más reducida que la de Pompeya, la ciudad romana de Herculano presenta la particularidad de que, en vez de quedar sepultada bajo las cenizas surgidas del Vesubio, pereció abrasada por la lengua de lava que escupió el volcán en el año 79 d.C., tal y como aún puede apreciarse en algunos de sus edificios. Además de sus impresionantes termas e instalaciones de baño, Herculano exhibe algunas construcciones tan impactantes como la Casa de las Rejas, la Casa de los Ciervos, la Casa del Bicentenario o la Casa de Neptuno, así como algunas tabernas y establecimientos comerciales. Pese a este abanico de maravillas, el número de visitantes es reducido, por lo que el viajero podrá empaparse de sus ruinas sin agobios. Desde 1997, Herculano forma parte del Patrimonio de la Humanidad.

  • Nápoles

La capital de la región Campania no sólo es la ciudad más poblada del sur de Italia (posee cerca de un millón de habitantes): también alberga una notable oferta monumental. No en balde, su caótico pero imprescindible centro histórico (conocido como Spaccanapoli) fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1995. Una buena manera de empezar a conocer Nápoles es admirando su catedral: el Duomo, originaria del siglo VI y famosa porque en mayo y septiembre acoge la licuación de la sangre de San Gennaro, patrón de la ciudad. Otros lugares de interés son el Pio Monte della Misericordia (de cuyos muros cuelgan las Siete obras de misericordia de Caravaggio). Continuando por el centro histórico se accede hasta la iglesia de San Domenico Maggiore (con bellos frescos de Pietro Cavallini). Dentro del apartado de construcciones religiosas, también se recomienda visitar la iglesia del Gesù Nuevo o la iglesia de Santa Chiara. Esta última, concluida en 1340, sirvió como sepulcro de los Anjou. Asimismo, tampoco hay que perderse el Castel Nuovo (también conocido como castillo de Maschio Angioino), erigido en el siglo XIII y utilizado como residencia de los reyes y virreyes de Nápoles. Otros lugares de interés son el emblemático Castel dell’Ovo (siglo XV), situado junto al mar; el Palacio Real (1600-1602, ubicado en Piazza Plebiscito y junto a la iglesia de San Francesco di Paola), la Galería Umberto (1887-1891), los barrios Españoles (Quartiere Spagnoli, los cuales deben visitarse durante el día por seguridad), las catacumbas de San Gennaro y San Gaudioso y el Museo Arqueológico Nacional. En él puede contemplarse una impresionante colección escultórica y un fondo igualmente fascinante de frescos procedentes de Pompeya. Entre éstos, destacan las pinturas eróticas del llamado Gabinete Secreto.

  • Paestum

La antigua Poseidonia, erigida a orillas del río Sele por los griegos hacia el 600 a.C., dio paso a la colonia romana de Paestum en el 273 a.C. Ya en el siglo I a.C., un brote de malaria se convertiría en el principio del fin de este enclave. En la actualidad, el lugar despliega ejemplos de arquitectura clásica magníficamente conservados. Éste es el caso de los tres edificios religiosos del complejo arqueológico: el templo de Hera (ca. 530 a.C.), el templo de Ceres (500 a.C.), y el templo de Neptuno (450 a.C.). Desde algunas agencias turísticas de Sorrento, se organizan excursiones a Paestum una vez por semana.

  • Pompeya

Esta hipnótica ciudad, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997, ha sido excavada desde 1748, a pesar de que por el momento sólo han podido recuperarse dos terceras partes de esta suntuosa villa romana arrasada en el año 79 d.C. por el Vesubio. Aunque resulta casi imposible resumir todos sus reclamos en tan poco espacio, el recinto arqueológico da cabida a templos, termas, un teatro, un anfiteatro, tabernas, comercios, un lupanar, una necrópolis y numerosas viviendas. En su conjunto, todos estos lugares brindan un retrato fidedigno de la vida cotidiana en la Roma imperial del siglo I d.C. Las pinturas al fresco y los esgrafiados que aún lucen algunas de las residencias son realmente impactantes. Entre los edificios más conocidos, se halla la denominada Casa del Fauno, con una representación de la batalla de Issos, que enfrentó a las tropas de Alejandro Magno y Darío III, o la Casa de los Vettii. Por otro lado, la capa de ceniza que sepultó Pompeya durante siglos dejó para la posteridad perfectos vaciados en molde de las personas que perdieron la vida durante la erupción del Vesubio.

  • Positano

Es otro punto de visita obligada de la Costa Amalfitana. Considerado como uno de los asentamientos más antiguos de Italia, Positano fascina al recién llegado por sus pequeñas viviendas enjalbegadas y sus palacios, que se arraciman sobre rocas escarpadas. En 1932, en mitad del recorrido hacia Amalfi, se descubrió por casualidad la gruta de la Esmeralda (Grotta dello Smeraldo), en la que se despliegan caprichosas formaciones de estalactitas.

  • Pozzuoli

Situado a unos 17 km de Nápoles y con una población de 83.000 habitantes, este importante núcleo arqueológico tiene su origen en el siglo VII a.C., momento en el que acogió la colonia griega de Dicearchia. A comienzos del siglo II a.C., ésta había dado paso a un próspero centro comercial romano moteado de ostentosas villas. Entre sus mayores atractivos, se cuentan el anfiteatro Grande (con capacidad para 40.000 espectadores), el templo de Serapis (siglo II d.C.), el cráter de la Sofatara y una interesante reserva natural.

  • Ravello

Ubicada en el incomparable marco de la Costa Amalfitana y algo oculta entre montañas, Ravello cautivará al recién llegado por sus espectaculares edificios. Uno de los más hermosos es la catedral de San Pantaleón. Fundada en 1086, da cabida a un maravilloso revestimiento y a un completo catálogo de obras de arte de los siglos XII y XIII. Según se dice, el jardín oriental de Villa Rufolo inspiró al compositor alemán Richard Wagner para componer una de sus óperas más aclamadas: Parsifal. A su vez, la actriz sueca Greta Gargo también sucumbió al innegable encanto de Ravello.

  • Sorrento

Esta hermosa población del litoral se despliega sobre los acantilados situados al sur de la bahía de Nápoles. Convertida en un destino turístico de referencia desde el siglo XVIII —por Sorrento han desfilado personalidades como Goethe o Casanova—, el paisaje sorrentino se ha consolidado como una de las opciones preferidas para el turismo familiar. Entre sus mayores reclamos monumentales, hay que destacar la catedral (siglo XIV), la Villa Comunale, los claustros del convento de San Francesco (siglo XIV), el huerto de limones Cataldo, el Museo Correale di Terranova (en el que pueden admirarse obras de arte de los siglos XVII, XVIII y XIX), la Marina Grande o sus apacibles playas, la mayoría de las cuales son privadas. Desde Sorrento, se pueden realizar numerosas excursiones organizadas a otros puntos de la Campania, o bien trasladarse a la Costa Amalfitana en bus.

  • Torre Annunziata

En 1967, en la actual Torre Annunziata se descubrió la villa romana de Oplontis, del siglo I d.C. Según la hipótesis más extendida, esta lujosa residencia pudo pertenecer a Popea, segunda esposa del emperador Nerón. Pese a haber sido arrasada por la furia del Vesubio, se han podido recuperar frescos, mosaicos, mármoles, dependencias y jardines que atestiguan el alto nivel de vida de los ocupantes de la villa. Como Pompeya y Herculano, Torre Annunziata ingresó en la lista del Patrimonio de la Humanidad en1997.

  • Vesubio

Esta amenazadora mole de piedra de 1.281 m ha marcado a sangre y fuego —nunca mejor dicho— el destino del golfo de Nápoles. Aunque en la Antigüedad era una montaña salpicada de viñas, Estrabón ya advirtió en el año 19 d.C. que sus rocas habían sido quemadas por el fuego. Desgraciadamente, la constatación definitiva de su verdadera naturaleza llegaría poco después, en el año 79 d.C., cuando una erupción destruyó las ciudades de Pompeya, Herculano y Oplontis (la actual Torre Annunziata). El desastre fue descrito por Plinio el Joven, quien vio morir a su tío, Plinio el Viejo, asfixiado por los gases que desprendía el volcán. Sin embargo, ésta no sería la única demostración de fuerza del Vesubio: hasta 1944, fecha de la última erupción, protagonizaría otros episodios luctuosos (como el de 1631, que se cobró 600 vidas humanas). Actualmente, se organizan diversas excursiones a diario desde la estación de tren de Herculano hasta el volcán. El primer tramo se cubre en microbús y, a continuación, el visitante debe continuar la ascensión a pie hasta el cráter, de 200 m de profundidad y 600 m de diámetro.
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