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Qué visitar en Moscú

Moscú: ¿Volamos hacia allí?

Qué hacer en Moscú

Qué visitar en Moscú Aunque su mayor icono es la plaza Roja, el interminable callejero de Moscú brinda al viajero otros muchos atractivos. A continuación, se resumen algunos de los principales reclamos de la capital rusa. Un abanico de propuestas que pueden redondearse con un sugerente crucero por el río Moscova.

  • Casa Mélnikov

Esta vivienda, que se halla en Krivoarbatskiy pereulok, 10, fue proyectada en 1927 por Konstantin Mélnikov (1890-1974), uno de los puntales del constructivismo ruso. Está hecha de ladrillo recubierto de estuco blanco y tiene como rasgo más remarcable sus hileras de ventanas hexagonales. El hijo del arquitecto, Víctor Mélnikov, tenía un estudio en este inmueble que utilizó hasta su muerte en el 2006.

  • Casa Museo Beli

Este edificio —sito en Ulitsa Arbat, 55, y contiguo a la Casa Museo Pushkin— fue testigo de la infancia del escritor simbolista Borís Bugaev, más conocido como Andréi Beli (1880-1934). Actualmente, sólo se conservan dos habitaciones de la casa familiar. En una de ellas se muestras fotografías sobre la vida y obra de Beli. Sin duda, la pieza más notable es Línea de la vida, una ilustración inspirada en los cambios del estado de ánimo del autor.

  • Casa Museo Chéjov

Entre 1886 y 1890, el dramaturgo y médico Antón Chéjov residió en esta casa, situada en Sadovaya-Kudrinskaya ulitsa, 6. No obstante, su aspecto es un tanto diferente al de la época, ya que la viuda de Chéjov impulsó una serie de reformas antes de que el inmueble se convirtiera en museo en 1954. A pesar de que las pertenencias del doctor son escasas, vale la pena prestar atención a algunas fotografías, como en la que aparece al lado de León Tolstói. A su vez, es recomendable fijarse bien en el piso superior, que exhibe una decoración exquisita, así como a una exposición que da a conocer la trayectoria de Chéjov como autor de piezas teatrales.

  • Casa Museo Lérmontov

En el número 2 de Ulitsa Malaya Molchonovka, abre sus puertas este museo dedicado al poeta, novelista y compositor Mijaíl Lérmontov (1814-1841), uno de los puntales del romanticismo ruso. En esta casa vivieron el escritor y su abuela entre 1829 y 1832, coincidiendo con el paso de Lérmontov por la Universidad de Moscú. Fue aquí donde el joven escribió el borrador de su poema El demonio, que vio la luz en 1839. El museo dispone de cinco habitaciones, en las que aún se conservan una guitarra, un piano y un violín utilizados por el propio autor, sin olvidar el mobiliario original del salón. En la planta baja, el visitante podrá admirar algunos dibujos y acuarelas, todos ellos firmados por Lérmontov.

  • Casa Museo Pushkin

Este encantador piso azul y blanco, que se halla en Ulitsa Arbat, 53, albergó la residencia del poeta Alexander Pushkin (1799-1837) durante los tres primeros meses que siguieron a su matrimonio con Natalia Goncharova (el enlace tuvo lugar en 1831). En cualquier caso, la felicidad de los recién casados no duró demasiado: en mayo de ese mismo año, el escritor se instaló en San Petersburgo, donde murió seis años después, tras resultar herido en un duelo con el oficial francés D’Anthès.

  • Casa Museo Scriabin

Situada en el número 11 de Bolshoy Nikolopeskovskiy pereulok, se trata de la residencia en la que murió el compositor y pianista Alexandr Scriabin (1872-1915). La casa se conserva tal y como la decoró, utilizando para ello lujosos muebles modernistas. Además, el museo también exhibe manuscritos y otras pertenencias del artista. En la planta baja del museo se organizan conciertos con regularidad.

  • Casa Museo Tolstói

Los amantes del célebre novelista no deben dejar de acercarse hasta el número 21 de Ulitsa Lva Tolstovo, donde les aguarda una de sus residencias. Aquí fue donde el creador de Guerra y paz y Ana Karenina pasó los inviernos entre 1882 y 1901 en compañía de su mujer y de los nueve hijos que sobrevivieron (Tolstói tuvo trece). En 1921, el inmueble se convirtió en museo por deseo de Lenin. Hoy, pueden admirarse el escritorio del autor, donde alumbró su última novela: Resurrección. Además, también vale la pena dedicar unos minutos al comedor, presidido por un retrato de la hija favorita del escritor: María.

  • Casa Pashkov

Sita en Ulitsa Znamenka, 6, fue en su día una de las mansiones más majestuosas de la ciudad. De 1784 a 1788, fue reconstruida en estilo neoclásico para albergar la residencia de Piotr Pashkov, quien animó a sus empleados a lograr el edificio más bello de toda la localidad. En 1839, un pariente vendió la casa al Instituto de Nobles de Moscú, que la ocupó hasta 1861. A partir de esa fecha, acogería el Museo Rumiantsev, aunque tras la Revolución de Octubre adquiriría el nombre de Biblioteca Lenin. Hoy, la Biblioteca Estatal Rusa cuenta con un fondo bibliográfico de 40 millones de documentos, entre libros, diarios, grabaciones, microfilmes y pinturas.

  • Catedral del Cristo Redentor

La seo (Ulitsa Volkhonka, 15), originaria de finales del siglo XIX y demolida en 1931 por deseo de Stalin (quería instalar allí una piscina al aire libre), fue reconstruida entre 1994 y 1997 por el entonces alcalde Yuri Luzhkov. El coste de las obras superó los 200 millones de dólares, sufragados con dinero público. Desde 1998, la planta baja da pequeña a un pequeño museo. Se aconseja subir a la cúpula, ya que desde allí se puede disfrutar de una magnífica vista sobre Moscú. Como apunte histórico, baste indicar que el edificio primitivo había sido erigido para conmemorar la liberación de la ciudad de la Grande Armée o Gran Ejército.

  • Centro de Exhibiciones de Rusia

En tiempos de la URSS, este enclave se convirtió en uno de los principales escaparates de los logros del régimen comunista (de hecho, aún puede contemplarse la lanzadera espacial que mandó al espacio al primer cosmonauta, Yuri Gagarin). No obstante, tras el fin del período soviético, el complejo ha adquirido un cariz más comercial, aunque todavía sigue acogiendo exposiciones. Sus pabellones constituyen una sugerente explosión de estilos arquitectónicos.

  • Galería Estatal Tretyakov

Está ubicada en Lavrushinskiy pereulok, 10. Sus orígenes hay que buscarlos en 1892, momento en el que fue creada por el acaudalado comerciante Pavel Tretyakov, quien donó su colección privada a Moscú en 1892. Hoy por hoy, esta institución es depositaria de la mayor colección de arte ruso del mundo, con obras de pintores como Alexéi Sabrasov, Alexander Ivanov, Iliá Yefímovich Repin, Mijaíl Vrubel o Andréi Rubliov, quein firma una deliciosa Trinidad. Su espectacular fachada, de 1902, es obra de Víctor Vastenov.

  • Iglesia de la Ascensión de Kolómenskoe

Situada a la orilla derecha del río Moscova, la zona sirvió en el pasado sirvió como residencia de los grandes duques y zares. Documentada desde el segundo tercio del siglo XIV —aparece citada en el testamento de Iván I—, hoy en día alberga un museo nacional (fue creado en 1923) y una joya de la arquitectura rusa de los siglos XVI y XVII. En 1994, este edificio ingresó en la lista del Patrimonio de la Humanidad.

  • Kremlim

La que fuera la ciudadela de los zares y el cuartel general de la desaparecida URSS acoge actualmente la residencia oficial del presidente ruso, y es el símbolo más paradigmático del poder estatal; de hecho, kreml quiere decir ‘fortaleza’. Erigido por primera vez en 1156 —año en el que el príncipe Yuki Dolguruki ordenó construirlo en madera—, fue ampliado a finales del siglo XV por deseo del zar Iván III, quien confió su ampliación a prestigiosos arquitectos italianos. Éstos fueron los artífices de la catedral de la Asunción y el palacio Facetado, que aúnan elementos de la escuela rusa y de la arquitectura renacentista. Ya en el siglo XX, Stalin ordenó clausurar el recinto y destruir alguna de sus iglesias y palacios. Sin embargo, dos años después de la muerte del dictador, acaecida en 1953, parte del complejo volvió a abrirse al público. Entre sus edificios religiosos, se cuentan la catedral del Arcángel —donde se halla la tumba del zarevich Dimitri, hijo menor de Iván el Terrible— y la iglesia del Manto de la Virgen, mientras que en el apartado de edificios históricos, descuellan el Arsenal, el campanario de Iván el Grande (1505-1508), el palacio Térem, las torres del Salvador y de la Trinidad, la Administración Presidencial, el Senado y el Gran Palacio del Kremlin, que da cabida a enormes salones en los que se llevan a cabo ceremonias oficiales. Finalmente, también se puede pasear por los jardines Alexandrovsky (el primer parque público de Rusia) o visitar dos museos: la Armería Estatal y el palacio del Patriarca, reconstruido entre 1652 y 1656. Desde 1990, el Kremlin forma parte del Patrimonio de la Humanidad.

  • Kuskovo

Antes de la Revolución rusa y durante dos siglos, fue la residencia de campo de la familia Sheremétiev, una saga de aristócratas. La construcción del complejo fue ordenada en 1743 por Piotr Sheremétiev tras casarse con Varvara Cherkasskaya. Aunque los elegantes jardines franceses suelen ser el enclave más admirado, tampoco hay que perderse la iglesia de San Miguel Arcángel (1737-1738), el palacio de Madera —de factura neoclásica—, la Casa Suiza, la Casa Holandesa, la Casa Italiana —diseñada por un arquitecto ruso—, la Gruta o el invernadero (1761-1762), que acoge un museo de la cerámica,

  • Monasterio Alto de San Pedro

Situado en Ulitsa Petrovka, 28, fue fundado en tiempos de Iván I y rehecho a finales del siglo XVII con la ayuda de la familia Narishkin, que estaba emparentada con Pedro el Grande. Cuenta con seis iglesias, una de las cuales es la iglesia-refectorio de San Sergio, rematada con cinco cúpulas. También conviene fijarse en la iglesia del Metropolitano de San Pedro. Su única cúpula fue construida entre 1514 y 1517 por Aleviz Novvi.

  • Monasterio de Novodévichi

Emplazado al sur de Moscú (Novodevichiy proezd, 1) y fundado en 1524 por Basilio III para conmemorar la toma de Smolensk a Lituania, se trata de un conjunto monástico fortificado de gran belleza. Entre sus mayores reclamos, se cuentan la iglesia de la Intercesión, la catedral de la Virgen de Smolensk, la iglesia de San Juan —con un precioso campanario octogonal de 1690 y 72 m de altura—, el palacio Lopuijin, la iglesia de la Transfiguración, la iglesia de San Ambrosio, el palacio de Irina Godunova y el cementerio de Novodévichi, donde reposan un buen número de rusos ilustres, como Krushev, Chéjov o Eisenstein. En el 2004, este cautivador conjunto monástico —que puede visitarse de miércoles a domingo y algunos festivos— fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

  • Monumento a Pushkin

Situada en la plaza homónima, se trata de la primera estatua dedicada a un poeta en toda Rusia. Erigida en 1880 sobre un pedestal y rodeada de flores, su construcción fue costeada mediante donativos anónimos. Hoy por hoy, es uno de los lugares de encuentro preferidos de los moscovitas.

  • Museo de las Colecciones Privadas

El edificio que acoge esta institución —ubicado en Ulitsa Volkhonka, 14— albergó anteriormente el hotel Knyazhiy Davor. El museo fue inaugurado en 1994 y cuenta con diversas colecciones privadas. La más importante es la de Iliá Zilberstein, que incluye obras de artistas rusos como Iliá Yefímovich Repin (cliente del antiguo hotel, por cierto), Iván Shishkin o Konstantin Somov.

  • Museo de Historia Moderna

Sito en Tverskaya ulitsa, 21, este museo se halla en una mansión de finales del siglo XVIII. Aunque en sus orígenes el edificio albergó el Museo de la Revolución, tras la caída de la URSS se modificaron sus contenidos para brindar una visión más completa de la evolución de Rusia entre 1900 y 1991. Algunas de las piezas que allí se muestran son un cañón, unas granadas de fabricación doméstica, porcelanas propagandísticas y una cámara de fotos que el sucesor de Stalin, Krushev, utilizó en 1959 durante un viaje a EE.UU.

  • Museo Pushkin de Bellas Artes

Emplazado en Ulitsa, 12, e inaugurado en 1998, esta institución da cabida a una magnífica colección de obras francesas impresionistas y postimpresionistas, a cargo de autores como Renoir, Cézanne o Matisse. En cualquier caso, el fondo del museo también da cabida a interesantes muestras de pintura medieval, como un tríptico del siglo XIV de Pietro di Giovanni Lianori, u obras de artistas flamencos del siglo XVII, como Rubens, Jordaens o Rembrandt. Finalmente, tampoco hay que dejar de admirar algunas creaciones de juventud de Picasso o la Anunciación de Botticelli.

  • Palacio de los Boyardos Románov

Este edificio, situado en el número 10 de Ulitsa Varvarka, fue erigido por Nikita Románov en el siglo XVI y albergó la residencia de la familia Romanov hasta 1631, año en el que Mijaíl Románov se trasladó al Kremlin con su familia tras convertirse en zar. El inmueble tiene la categoría de Museo desde 1859. El piso superior, que se agregó en el siglo XIX, presume de una exquisita decoración, patente en un techo tallado con mucho gusto. Quizás lo menos interesante sean los sótanos, repletos de objetos anodinos de la vida cotidiana.

  • Parque Gorki

Situado a tan sólo 2 km del centro urbano y junto al río Moscota (en Krymskiy val, 9), estos relajantes jardines del siglo XVIII han sido construidos en honor al escritor soviético Máximo Gorki. Además, este lugar es un escenario habitual para conciertos al aire libre. Durante el período soviético, se instalaron altavoces para difundir mensajes propagandísticos.

  • Plaza Roja

Sin duda, se trata del enclave más emblemático del callejero de Moscú. Sus ingentes dimensiones (mide 500 m de longitud), así como su condición de escenario de numerosas arengas y ejecuciones, hacen de ella un lugar singular. A finales del siglo XV, Iván III ordenó tirar a tierra los edificios situados ante el Kremlin para construir esta plaza. Aunque en un principio sirvió para dar cabida a un mercado —el llamado torg—, más adelante se convertiría en un enclave recurrente para las manifestaciones religiosas y, más tarde, políticas y militares. Su principal reclamo es la catedral de San Basilio, erigida en el siglo XVI y formada por ocho iglesias vertebradas en torno a un domo principal. La soberbia y colorida seo, no obstante, comparte protagonismo con el mausoleo de Lenin, donde reposa el cuerpo embalsamado del líder comunista (la entrada es gratuita y puede visitarse todos los días de las 10:30 h a las 13:00 h excepto los lunes y viernes). El rosario de monumentos de la plaza Roja se redondea con el GUM, la mayor galería comercial del país; las puertas del Salvador y de la Resurrección, el Museo Histórico, el Lobnoe Mesto —estrado desde el que hablaba el zar— y la catedral de Kazán, erigida en 1937 reproduciendo una anterior de 1637. Una última curiosidad: la denominación de la plaza es anterior a la Revolución bolchevique, por lo que nada tiene que ver con la asociación entre el color rojo y el comunismo. En 1990, este lugar fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

  • Spasopeskovskiy

Esta tradicional callejuela y la plaza aneja, Plóshchad Spasopeskovskaya, reúnen la esencia más tradicional de Arbat, el antiguo arrabal que se despliega a la izquierda del Kremlin. La plaza aún está presidida por el majestuoso campanario de la iglesia del Salvador de la Arena, del siglo XVIII. Justo enfrente, se halla un pequeño jardín dedicado a Alexander Pushkin. Al otro lado de la plaza, el viajero se topará con la denominada Casa Spaso, una sugerente mansión de factura neoclásica que data de 1913. Desde 1933 ha albergado la residencia del embajador estadounidense.

  • Teatro Bolshói

Situado en la plaza del Teatro, este imponente edificio neoclásico —sin duda, uno de los más llamativos de la capital rusa— es la sede de una de las compañías de ballet más antiguas del mundo. Fue inaugurado en 1780, pero el incendio sufrido en 1805 obligó a rehacerlo hasta 1825, siguiendo los planos de Andréi Mijailov y Osip Bove. No obstante, en 1853 volvió a ser pasto de las llamas, por lo que Albert Kavos lo reconstruyó en 1856. Su fachada frontal está coronada por el soberbio conjunto escultórico Apolo en el carro del Sol, obra de Piotr Klodt, mientras que en su interior destacan el Palco Real y el Salón Beethoven, donde hoy tienen lugar conferencias y conciertos de música clásica.
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