Historia antigua y monumental entre magníficas playas

A pesar de que Rodas no es la isla más turística del Mar Egeo, aún así está considerada la que mejores playas tiene de todo el archipiélago. Nada menos que doscientos cincuenta kilómetros de costa rodean a la isla, y en ellos podemos disfrutar de gran cantidad de playas que se caracterizan por el precioso color azul de sus aguas transparentes, y por la fina arena dorada que tapiza su superficie. Probablemente las playas más populares y concurridas de Rodas sean las del norte, ya que están cerca de la ciudad de Rodas (la capital) y del aeropuerto. La playa de Elli es la más popular y concita el interés de los oriundos y de los turistas. Siguiendo hacia el norte, encontraremos la playa de Kalithea, en la que se ubica el balneario del mismo nombre; eso sí, es una playa de pago. En esta zona también se encuentra la playa de Faliraki, centro de reunión de los amantes de la vida nocturna, pero también perfecta para tomar el sol y disfrutar de los deportes náuticos. La costa este de la isla es la más populosa y sus playas pasan por ser las mejores: por ejemplo, las de la Bahía de Lindos, y para quienes busquen playas más desiertas, las de Lardos o Gennadi. Al sur encontraremos playas familiares como la de Prassonissi y su paseo hasta el faro, un lugar mágico por sus vistas. En cuanto a la zona oeste, es más tranquilo debido a que hay más olas, pero las playas son igualmente excelentes y mucho menos concurridas. Un consejo: la isla de Calcio posee preciosas playas que se pueden visitar, gracias a las embarcaciones que zarpan cada mañana desde el puerto de Emborio.

Si bien las playas de Rodas son sin duda un atractivo turístico de primer orden, esta isla tiene muchas otras cosas que ofrecer aparte de arena dorada y aguas transparentes. Quizás el primer lugar que se debe visitar cuando se llega a Rodas sea la Ciudad Vieja (Old City). Es la parte de la capital que conserva el patrimonio monumental más antiguo, y además es la ciudad medieval más grande de toda Europa. Se puede llegar a ella dando un agradable paseo por la costa, pasando por lugares interesantes como la Mezquita de Murad Reis. Así llegaremos a Mandraki, el puerto donde estuvo hace milenios el Coloso de Rodas y que hoy día ostenta la Torre de San Nicolás, del siglo XV. La Ciudad Vieja está amurallada y hay que caminar hasta llegar a una puerta. Dentro de este precioso lugar el tiempo parece haberse detenido, como si nos encontrásemos en plena Edad Media. En la Ciudad Vieja admiraremos la Iglesia de Santa María, que fue Catedral de los Caballeros de Rodas y que más tarde fue convertida en mezquita por los turcos; enfrente se halla el Hospital de los Caballeros, del siglo XV y que merece la pena visitar, aunque sólo sea por ver la sobrecogedora Sala de los Enfermos.

Del Hospital se accede directamente a la Calle de los Caballeros, que junto con la calle Sokratus es probablemente la más conocida y popular de la Ciudad Vieja. En la Calle de los Caballeros hay distintas posadas o residencias antiguas para los distintos países. Al final llegamos al Palacio del Gran Maestre, espectacular; a pesar de su aspecto de fortaleza medieval, en realidad es del siglo XX, ya que fue reconstruido por los italianos tras sufrir una fuerte explosión en el siglo XIX. Más adelante encontramos la Mezquita de Solimán y accederemos al barrio turco; la antes mencionada calle Sokratus era la arteria principal del antiguo bazar, y hoy día conserva su bullicio y su carácter comercial. Siguiendo esta vía terminaremos en la Plaza Ipokratus, cuya estampa en la que se puede distinguir la Lonja de los Mercaderes y la fuente turca es muy conocida.

El resto de la isla está plagada de hermosos rincones para visitar y disfrutar, dejándose llevar por el relajado ritmo de las islas Cícladas. Si bien la costa oeste ha sufrido una intensa sobreexplotación y algunas de sus playas y poblaciones son hervideros de construcciones de fea estampa, la zona este y la costa sur conservan encanto su intacto. Podemos acercarnos a visitar bellísimos pueblos como Lindos, ubicado en las faldas de un monte coronado por una ciudadela medieval. En este lugar no se permite la circulación de coches por sus empinadas callejuelas, lo que le da aún más encanto. La Ciudadela se puede visitar (todos los días excepto los lunes), y además desde allí las vistas son impresionantes. Muy cerca, Asklipios es otro bello pueblo mediterráneo que conserva los restos de un castillo y también una iglesia de estilo bizantino. Monolithos es otro lugar de referencia, al que da nombre la inmensa roca sobre la que se edificó antiguamente un castillo. La Acrópolis de Lalyssos, al norte de la isla, merece una visita, así como enclaves tan famosos como el Valle de las Mariposas (al suroeste de la capital), donde estos hermosos seres se multiplican de junio a septiembre.