Exquisiteces de todo tipo en hogares, restaurantes y cellers
¿Qué son los cellers? Pues son los
restaurantes típicos de Mallorca, ubicados tradicionalmente en antiguas bodegas y sótanos de elaboración vinícola. Estos establecimientos se pueden encontrar diseminados por toda la isla, y son un buen lugar para conocer a fondo la gastronomía de la isla. Porque si de cocina se trata, Mallorca puede darnos una estupenda lección de cómo fusionar las culturas y los productos de la tierra y el mar, en un recetario gastronómico tan variado como excelente. Desde las populares
sopes mallorquines, de pan, verduras y (poco) caldo, hasta acompañamientos tan especiales, saludables y exquisitos como el
trempó o ensalada de pimientos y tomate; el
tumbet, guarnición de berenjenas, patatas y salsa de tomate, o el
pa amb oli, versión mallorquina del pa amb tumaca catalán y que se suele acompañar de embutidos o queso, ningún visitante de Pollensa o el resto de Mallorca debe marcharse si degustar las especialidades de la isla. Y por supuesto, sin olvidarnos de los
estupendos embutidos (sobrassada, botifarrons y camaiot), el queso mallorquín, las cocas de verduras y los cocarrois o empanadas de verduras o cebolla.
En el apartado de
carnes, podemos destacar el cerdo y el cordero, siendo la porcella (lechón) y el lechazo los ejemplares más apreciados para asados, calderetas o preparaciones como el frit malloquí o ferixura, a base de asadura y sangre. Los
arroces son también toda una tradición, sobre todo el arròs brut, caldoso y con carne, o el arròs sec, la variedad mallorquina de la paella. Otras delicias preparadas a base de las mejores materias son las berenjenas rellenas y los caracoles, todo un emblema de la gastronomía balear. Y por lo que respecta a los
pescados, ¿qué podemos decir? La enorme variedad y calidad de los productos del mar en Mallorca deja sin palabras a cualquier gourmet. Desde el sencillo y exquisito peix al forn (pescado al horno) hasta la llampuga (pescado de otoño) con pimientos, los calamares rellenos de carne o el pescado en escabeche, la sencillez de las preparaciones sólo contribuye a aumentar la excelencia de la materia prima.
Presente en todas las comidas está el
pan malloquín, una variedad sin sal. Pero si de hornos y obradores hablamos, no podemos dejar de mencionar las
famosas ensaimadas (con o sin relleno); el gató o bizcocho de almendras, que se consume a veces con helado; los robiols y crespells de Semana Santa, o la Greixonera, que normalmente sólo se elabora en los hogares malloquines. Y por supuesto, destacar la interesante
producción vinícola con caldos con Denominación de Origen en distintos puntos de la isla, y los clásicos licores a base de hierbas que se elaboran de forma tradicional: Herbes, Palo y Frígola.