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Qué visitar en Sanxenxo

Sanxenxo: Un tesoro de turismo en el centro de las Rías Baixas

Banderas Azules, pazos y naturaleza agreste y pura

Qué visitar en Sanxenxo Desde luego, quien va a Sanxenxo por lo general lo hace atraído por la fama de sus playas. El municipio tiene un largísimo litoral de treinta y seis kilómetros, con tantas playas que cuesta enumerarlas todas sin olvidarse ninguna. Y además, dieciocho de estos arenales cuentan con la Bandera Azul de la CEE, que año tras año renuevan orgullosos. La belleza de la arena y el entorno, bien conservado; la transparencia de las frescas aguas atlánticas, y los estupendos equipamientos con que cuentan dichas playas son razón más que suficiente para merecerse de sobra el preciado galardón.

La playa de la Lanzada, de mar abierto y arena gruesa, es la preferida por los amantes del surf y el océano embravecido; al no contar con la protección de la isla de Ons, como el resto de las playas, las olas la baten de forma habitual. Silgar es el nombre, por otra parte, de la playa más célebre de todo el municipio; de hecho, este arenal de ochocientos metros de longitud fue el origen de todo el turismo que con los años se ha convertido en la primera actividad de la comarca. La playa tiene un extenso paseo y es de tipo urbano, flanqueada de edificaciones y plena de turismo familiar. A medio camino del paseo se encuentra la famosa Madama, la escultura sobre toca que constituye el símbolo de Sanxenxo.

La zona de Portonovo cuenta con tres populares playas, que siguen a la de Silgar. La primera es la de Baltar, que cuenta con una bella zona de pequeñas dunas y un hermoso entorno natural pleno de verdor. Las otras dos playas, Caneliñas y Canelas, disfrutan de grandes extensiones de finísima arena blanca. Siguiendo con nuestro recorrido playero llegamos a Paxariñas, una pequeña joya escondida entre rocas; y ya recibiendo con los brazos abiertos a la isla de Ons se encuentra la playa de Montalvo, junto a un conocido bosque. Si la comunión con la naturaleza es lo que estamos buscando, entonces nos encaminaremos a la playa de Bascuas, la única de tipo nudista de Sanxenxo y acertadamente protegida del viento gracias a su entorno rocoso. Otras bellísimas platyas son la de Lapa, Area Gorda, a Nosa Señora, Panadeira, Major, Nanín, Pragueira, Foxos ySanta Mariña.

La Ría de Pontevedra aporta a Sanxenxo toda la belleza de su entorno costero, que ha sido estupendamente aprovechado para establecer un puerto deportivo de primera categoría, con el Real Club Náutico de Sanxenxo, que suele verse frecuentado por hermosos y lujosísimos yates, y donde los cursos de vela son habituales durante todo el año. Pero ya es hora de alejarnos un poco del hermoso mar, aunque nos cueste, y comenzar a disfrutar de la belleza de las localidades. Sanxenxo cuenta con un bello casco antiguo de empinadas e intrincadas callejuelas, dentro del cual podemos destacar edificaciones como el Pazo de los Patiño, construido a partir de una torre defensiva del siglo XVI y edificado a lo largo del siglo XVIII. A la sobriedad de este edificio se le une todo el encanto de la Iglesia de San Xinés, que data del siglo XV y se localiza cerca del puerto.

Ya en Portonovo, lo mejor que podemos hacer es caminar pausadamente por lo que queda del recoleto núcleo tradicionalmente pesquero, que actualmente es un enclave turístico de primer orden. El puerto está dominado por una serie de callejuelas empinadas, el casco histórico como tal, que hoy día concentran la animación nocturna de la zona.

La villa está coronada por la Capilla de Santa Catalina. En el puerto, las humildes embarcaciones de pesca se codean con los yates internacionales, y es el enclave de una de las lonjas de venta de pescado más modernas de la Comunidad Autónoma. Desde el monumento a la Peixeira contemplaremos unas inigualables vistas de la Ría; a destacar también La Ermita de Nuestra Señora de la Lanzada, en Noalla, que data del siglo X.

Ya desviándonos hacia el interior, podemos detenernos en distintos lugares como Adina, con su Iglesia Parroquial del siglo XVI; Villalonga, el centro neurálgico de la producción del delicioso albariño; Revel, con el Pazo de Revel del siglo XVIII, todo un exponente de la arquitectura de estos sobrios edificios y actualmente convertido en hotel; la Capilla do Santo en Nantes, del siglo XV y ubicada en un precioso entorno rural; la Iglesia de San Juan en Dorrón, con su bello retablo barroco, y la Capilla de Santo Tomé, cuya sencillez se ve realzada por el magnífico paisaje que la circunda.

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