Las tradiciones más arraigadas convertidas en festejos
Gran Canaria no para de
celebrar fiestas que se alternan
en sus 21 municipios durante todo el año. Disfrutas de una y sigues tu
camino para celebrar la siguiente fiesta totalmente diferenciada. Y es
que entre los santolares, las carnavalescas y las tradiciones populares,
la Isla se llena de color, diversión, romeros ataviados con los típicos trajes comarcales, y música, siempre nacida desde los timples y guitarras.
Son variadas, numerosas y diferentes, siendo las más populares:
los Carnavales en toda la Isla, l
a bajada de la Rama en Agaete, la Fiesta del Charco en la Aldea, la Traída del agua Lomo Magullo en Telde,
La Fiesta del Almendro en Flor en Tejeda, la Bajada del Gofio en Agüimes, la
Fiestas del Pino en Teror; la Fiesta del Barro en la Atalaya; las Fiestas del Queso de Guía;
la Suelta del Perro maldito en Valsequillo; la Fiesta de las Marías en Guía; la
Fiestas del Carmen en Mogán, y la Bajada del macho en Ingenio, entre otras tantas.
Se comienza el año con los
Carnavales, las
fiestas más conocidas de Gran Canaria
que se celebran entre febrero y marzo. Las más populares se desarrollan
en la capital, Las Palmas de G.C, que va contagiando al resto de
municipios, de entre los que destacan Agüímes y Maspalomas. En los
carnavales es normal la visión de miles de mascaritas celebrando las
fiestas entre concursos de murgas, comparsas, galas, verbenas,
cabalgatas y estrafalarios rituales relacionados con enterrar a una
sardina gigantesca. De las carnavalescas, el acto que se ha hecho más
popular es la
Gala Drag, que por su divertida exageración ya supera a la tradicional elección de la
Reina del Carnaval.
La
Bajada de la Rama de Agaete tiene lugar a principios
de agosto. Se trata de un ritual de los antiguos aborígenes que sigue
vivo entre los canariones. Miles de danzantes, entre cabezudos o
papahuevos, con ramas en las manos y al ritmo de la banda se dirigen en
romería desde el centro del pueblo hasta el santuario de la Virgen de
las Nieves. Estas divertidas y populares fiestas, de las más concurridas
de
Gran Canaria, han sido declaradas en 1972 de Interés Turístico Nacional.
A la Rama de Agaete le preceden y le siguen
infinidad de fiestas,
cada una con su ritual: homenajeando a la riqueza natural más necesaria
de la Isla, el agua; recordando con juegos de barro el proceso por el
que los artesanos consiguen su materia prima y la cargan hasta sus
cuevas para elaborar la cerámica; escenificando leyendas como la de la
Suelta del Perro Maldito,
en donde el diablo en forma de perro corre por las calles acompañados
de demonios y brujas para aterrorizar a la divertida gente de
Valsequillo; ofrendas a vírgenes que traen lluvias y alejan a las
cigarras; dedicadas a la artesanía, a los marineros, a la pesca...
De todas, las
Fiestas del Pino es la principal fiesta de origen sacro de
Gran Canaria.
Se celebra el 8 de septiembre en el municipio de Teror en honor a la
patrona de los canariones, la Virgen del Pino. Comienza con el
peregrinaje de cientos de personas que acuden a Teror- un entorno de
balcones tradicionales, laureles y araucarias centenarias- para ofrecer a
la Virgen regalos y viandas. El festejo se alarga durante todo el mes
con romerías, verbenas y un centenar de actos festivos y religiosos que
culminan con la subida de la imagen de la Virgen del Pino a su Camarín.
Mientras, la Aldea recuerda el final del periodo de festejos con la famosa y peculiar
Fiesta del Charco
que se lleva a cabo el 11 de Septiembre. En esta celebración se revive
la costumbre de los antiguos pobladores prehispánicos de embarbascar en
los charcos costeros. Su enclave y punto de diversión es la gran charca
que se forma en la desembocadura del barranco de La Aldea, La Marciega.
En el Charco todos se bañan, bailan, juegan y se divierten al toque de
una señal recordando a los antepasados que pescaban utilizando la
técnica de narcotizar los peces con sabia de cardones y tabaibas.