Magníficas playas a la sombra de la Historia
Cuando se habla del Puerto de Santa María, es difícil decidir por donde empezar. Porque si las playas son todo un referente en cuanto a turismo de verano, los inmensos atractivos culturales de la zona y el privilegiado entorno natural con que cuenta son también atractivos de primer nivel. Pero como hay que comenzar por algún lugar, las playas son un buen punto de partida; porque lo cierto es que playas como las del Puerto de Santa María son difíciles de encontrar. Un litoral de dieciséis kilómetros plagado de inmensas extensiones de arena dorada y fina, que el Océano Atlántico baña limpio con su intenso color azul profundo, es un motivo más que suficiente para pasar nuestras vacaciones en este enclave. Las playas del Puerto destacan también por su estado de conservación; la Bandera Azul europea ondea en varias de ellas. El entorno natural de muchas de estas playas esta sujeto a especial protección por su condición de reserva o parque, lo que las convierte en autentico paraíso para disfrutar del sol y el mal. Además, la gran mayoría cuenta con acceso para discapacitados, e incluso algunas de ellas disponen de módulos de atención con sillas especiales para el baño; es el caso de Valdelagrana y la Puntilla. Y no podemos olvidarnos de los pintorescos chiringuitos que albergan en los que degustar la helada cerveza, el fino y el excelente pescado de la zona.
En la orilla izquierda del Guadalete se extiende un arenal dividido en dos playas: Valdelagrana, con dos kilómetros de extensión, y la Playa de Levante, que pertenece al Parque Natural de la Bahía de Cádiz y que se ve beneficiada por bello entorno de marismas. En la orilla derecha del río encontramos la playa de La Puntilla, la más popular por su cercanía a la ciudad, y El Aculadero, que incluso cuenta con un yacimiento arqueológico y termina en el puerto deportivo de Puerto Sherry. A partir de este punto se suceden las playas de La Muralla (que alberga los restos del Castillo de Santa Catalina) y la Calita, un rincón pleno de encanto. Ambas están separadas por formaciones rocosas. Para terminar, rematan el litoral costero la impresionante Playa de Santa Catalina, la más larga de todas, seguida por la de Fuenterrabía para terminar.
Esta enorme extensión de kilómetros de playas, donde cualquier viajero podrá encontrar su propio espacio para disfrutar del sol y el mar, no sería lo mismo sin las zonas naturales que lo rodean. La más importante de todas es el Parque Natural de la Bahía de Cádiz, un paraíso de lagunas, dunas, complejos endorreicos y pinares con distintos grados de protección. Por ejemplo, el Parque alberga algunos Parajes Naturales, como las Marismas de Sancti-Petri, las de la Isla del Trocadero o las Marismas de los Toruños. Los amantes de la naturaleza, la fauna y la observación de aves harán bien en encaminar sus pasos al Parque Nacional de Doñana, en las cercanías y que bien vale un día de visita.
Como ya hemos comentado, el patrimonio monumental del Puerto de Santa María es digno de admiración para cualquier visitante que muestre una mínima sensibilidad ante la belleza y la presencia de la Historia. El Castillo de San Marcos, que domina la ciudad alzándose milenario cual un dios protector, es probablemente la estampa más característica del Puerto. Sus orígenes datan del siglo X, pero la construcción fue evolucionando al tiempo que la del núcleo urbano, por lo que en su edificación se han ido añadiendo elementos de muchas otras épocas. Otra construcción a destacar es la Iglesia Mayor Prioral, bellísima construcción cuyo origen data del siglo XV, así como el Antiguo Convento de Capuchinas (siglo XVIII), que hoy día alberga al Hotel Monasterio San Miguel. También veremos en el Puerto de Santa María hermosas casas de estilo colonial erigidas en el siglo XVII, como la Casa de Cargadores a Indias o la Casa de los Leones; el precioso y tranquilo Jardín Botánico de la Victoria, del siglo XIX y actualmente parte del Hotel Duques de Medinaceli; el Monasterio de la Victoria, del siglo XVI y en las afueras de la ciudad; la fiel reproducción de la Carabela ?La Niña? que descansa, majestuosa, en el Puerto, y el yacimiento arqueológico del Poblado Fenicio de Doña Blanca.
Y por si con todo esto no tuviéramos suficiente, nos queda aun realizar una ruta por las emblemáticas bodegas del Puerto, a las cuales se les suele llamar ?Catedrales? por sus enormes proporciones y sobrecogedora arquitectura. En la actualidad es posible visitar las bodegas y conocer el fascinante proceso de elaboración del vino fino, completando nuestra visita con una cata de los caldos donde descubrir la esencia y el sabor de uno de los vinos más populares de las tierras del Sur de España.
