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Qué visitar en Israel

Israel: La tierra prometida

Lugares de interés: tras los pasos de Jesús de Nazaret

Qué visitar en Israel En las siguientes líneas se detallan algunos de los lugares de Israel más atrayentes desde el punto de vista turístico, presentados por orden alfabético. Pese a todo, también es altamente recomendable visitar algunos de los múltiples kibutz existentes en Israel. Se trata de poblados autónomos, con un volumen de población que oscila entre los 200 y los 2.000 habitantes y basados en la explotación agrícola de una propiedad colectiva. Cada kibutz funciona como una colonia autosuficiente en la que se practica una economía de subsistencia; no se percibe retribución alguna por el trabajo realizado; y donde las necesidades de vivienda y ocio están cubiertas.
  • Acre: Se trata de una pequeña ciudad portuaria situada en las inmediaciones de la bahía de Haifa, en el extremo norte del país. La localidad, que hoy cuenta con una población de 45.800 personas, ha albergado diversas civilizaciones mediterráneas, como en el caso de los fenicios. No obstante, su principal atractivo es obra del imperio otomano, artífice de la ciudadela fortificada, los caravasares, los baños y las mezquitas de los siglos siglos XVIII y XIX que se alzan en la ciudad vieja. Asimismo, aún pueden admirarse numerosos vestigios de la época de las Cruzados, y que corresponden al período comprendido entre los años 1104 y 1291. La ciudad de Acre, que ostentó la capitalidad del reino cristiano de Jerusalén en el Medievo, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el 2001.
  • Beerseba: El nombre de esta localidad, situada en el distrito Sur de Israel (a 108 km de Tel-Aviv) y con una población de 193.000 habitantes, significa ‘Siete Pozos’ en lengua hebrea. De hecho, este elemento está relacionado con uno de sus principales alicientes: el Pozo de Abraham, un aljibe que, según la tradición, fue excavado por el famoso patriarca. Otros lugares de interés son el Museo Municipal; dedicado a la historia de la ciudad; el Museo e Instituto Biológico y el Cementerio de Guerra Británico, en el que se rinde homenaje a los soldados que perdieron la vida al arrebatarle la zona a los turcos durante la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, el enclave más importante de Beerseba se halla en sus inmediaciones. Concretamente, se trata del tell (o montículo) de Beerseba, inscrito en la lista del Patrimonio de la Humanidad en el 2005, junto con los tells de Megido y Hazor.
  • Beit Shean: Sita en el valle del Jordán, a unos 30 km del lago Kinéret (o mar de Galilea o de Tiberíades), esta ciudad exhibe un importantísimo legado arqueológico correspondiente a la época romano-bizantina. A su vez, las diferentes prospecciones realizadas en la zona se han saldado con el descubrimiento de hallazgos de la Edad de Cobre, de Bronce y de Hierro. Entre sus principales atracciones, cabe reseñar las calles porticadas de la antigua ciudad romana, así como algunas construcciones civiles de este período, tales como los baños, el teatro o el anfiteatro.
  • Belén: Con apenas 30.000 habitantes y ubicada a unos 9 km al sur de Jerusalén, esta localidad es ampliamente conocida por haber sido el escenario, según los Evangelios de Lucas y Mateo, de la llegada al mundo de Jesús de Nazaret. Como monumentos más reseñables, descuellan la iglesia de la Natividad y la gruta del Nacimiento, así como las capillas de San Jerónimo y de San José.
  • Cesárea: Esta pequeñísima localidad; cuenta con una población de tan sólo 4.200 personas; se halla en las proximidades del municipio de Hadera, a medio camino entre Tel-Aviv y Haifa. Erigida en honor del emperador César Augusto, su pasado como ciudad romana y bizantina; sin obviar la huella dejada por los caballeros cruzados; la ha convertido en un enclave de gran interés arqueológico. Entre sus edificios más emblemáticos, se cuentan un acueducto, un teatro y un anfiteatro romano, así como algunos restos de la época de las Cruzadas.
  • Ein Karem: Emplazada al sudoeste de Jerusalén, la tradición religiosa considera que el lugar acogió el nacimiento de Juan el Bautista. De ahí que la zona sea un centro de peregrinación de primer orden, en el que proliferan todo tipo de edificios religiosos. Entre ellos, cabe mencionar las iglesias de San Juan Bautista y de la Visitación, sin olvidar el monasterio de las Hermanas de Nuestra Señora de Sión.
  • Haifa: Situada en noroeste, esta ciudad; la tercera más poblada del país; da cabida al puerto más importante de Israel, así como a una intensa vida académica. Además de sus numerosos parques y jardines (entre ellos, los Jardines Persas), sus principales puntos de interés son el Museo Marítimo y el convento carmelita de Stella Maris (Estrella de Mar). Del mismo modo, es muy recomendable subir al mítico monte Carmelo. Escenario de las profecías de Elías, desde su cima se puede disfrutar de una magnífica panorámica de la localidad. A la hora de desplazarse por la ciudad, conviene tener en cuenta que sus calles disponen de metro (inaugurado en 1959). Los lugares sagrados bahaíes en Haifa y Galilea Occidental fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el 2008.
  • Hazor: Este enclave, emplazado al norte del mar de Galilea, alberga el más importante de los tres tells biblícos que en el 2005 fueron incluidos en la lista del Patrimonio Mundial. Desde 1955; momento en que James A. de Rothschild patrocinó las primeras excavaciones; Hazor ha sido objeto de diversos trabajos arqueológicos que han arrojado descubrimientos correspondientes al período cananita (siglos XVIII a.C.-XV a.C.) e israelita (siglos X-VIII a.C.). Gran parte de las piezas recuperadas se exhiben en el Museo de Ayelet HaShahar. No obstante, algunas de ellas sufrieron desperfectos a consecuencia del seísmo que sacudió la zona en el 2008.
  • Jericó: Enclavada en Cisjordania y cercana al río Jordán, Jericó está considerada como la ciudad más antigua del mundo. De hecho, diferentes excavaciones arqueológicas sugieren que fue fundada por los cananeos hacia el 8.000 a.C. Por otro lado, el Antiguo Testamento la señala como la localidad amurallada que conquistó el pueblo de Israel tras abandonar Egipto, guiados por Josué, el sucesor de Moisés. Además, en la zona se alza el legendario monte de las Tentaciones. Según los Evangelios, allí fue donde Jesús, durante una ascesis de 40 días, fue incitado a pecar por el diablo hasta en tres ocasiones.
  • Jerusalén: Situada a 24 km al oeste del mar Muerto y a 56 k,m al este del Mediterráneo, Jerusalén detenta la capitalidad del país desde 1967, siendo también la ciudad más poblada de Israel (cuenta con 732.000 habitantes). Asimismo, está considerada como un lugar sagrado por las tres religiones monoteístas mayoritarias: el judaísmo, el cristianismo y el Islam. Desde el punto de vista de la climatología, la ciudad presenta veranos muy calurosos e inviernos fríos, acompañados de abundantes precipitaciones. En la actualidad, la ciudad se caracteriza por una intensa actividad religiosa y académica, sin dejar de banda sus funciones como centro financiero y bancario. A su vez, está muy bien comunicada por carretera con Ammán, capital de Jordania. Su centro histórico alberga los barrios cristianos, judíos, musulmanes y armenios, así como los puntos más famosos de la urbe. Entre ellos, se incluyen el monte de los Olivos (o Gethsemani), la basílica de la Agonía, la tumba del rey David, el Cenáculo; lugar en el que se dice que Jesús cenó por última vez con sus discípulos; la abadía de la Dormición y, por supuesto, el Muro de las Lamentaciones (Hakótel Hama'araví). Los restos que aún continúan en pie datan de la época de Herodes el Grande, quien mandó construir grandes muros de contención alrededor del monte Moriá en el año 37 a.C. Por lo que atañe a la ciudad nueva, merece la pena visitar el Museo de Israel, donde están expuestos los célebres manuscritos del mar Muerto y una maqueta que reproduce el aspecto que presentaba la ciudad en tiempos de Jesús. Del mismo modo, también es aconsejable acercarse hasta la Universidad Hebrea de Jerusalén y contemplar el Memorial Yad Vashem, construido en homenaje a las víctimas del Holocausto.
  • Mar Muerto: El mal llamado mar Muerto es en realidad un lago situado a más de 400 m bajo el nivel del mar, cuyas aguas bañan, además de Israel, los territorios palestinos y Jordania.  En él se encuentra el mar de Galilea o de Tiberíades, en el que, según el Nuevo Testamento, Jesús obró el milagro de caminar sobre su superficie. El elevado índice de salinidad del mar Muerto; diez veces superior al del resto de los mares y océanos; hace imposible cualquier forma de vida. Además, esta particularidad evita que alguien pueda hundirse en sus aguas.
  • Massada: Sita en lo alto de una peña, en el desierto de Judea y junto al mar Muerto, Massada es una fortaleza natural de incomparable belleza. Considerada en el pasado como uno de los símbolos del antiguo reino de Israel y de su dramática destrucción, en el año 73 d.C. acogió los últimos focos de la resistencia judía frente a las tropas romanas. El palacio-fortaleza que preside el sitio fue erigido por orden Herodes el Grande, cuyo reinado tuvo lugar entre los años 37 y 4 a.C. Los campamentos militares, las fortificaciones y la rampa de asalto que circunvalan este enclave lo convierten en un ejemplo excepcional de la arquitectura militar del período romano. Un vestigio que, además, presenta un estado de conservación admirable.  Desde el 2001, Massada forma parte del Patrimonio de la Humanidad.
  • Megido: Situada 90 km al norte de Jerusalén y 31 km al sudeste de Haifa, el tell bíblico de Megido forma parte del Patrimonio de la Humanidad desde el 2005, junto con los de Beerseba y Hazor. Su nombre ya aparece documentado en jeroglíficos y en textos realizados con escritura cuneiforme, lo que atestigua la extraordinaria antigüedad de este enclave. No en balde, los diferentes trabajos arqueológicos en la zona han descubierto 26 estratos correspondientes a diferentes asentamientos. Por otro lado, según el libre del Apocalipsis de San Juan, Megido será el marco que albergará la batalla final entre las fuerzas del cielo y el infierno.
  • Neguev: Este desierto dio cabida a cuatro antiguas ciudades nabateas: Avdat, Haluza, Mamshit Kurnub y Shivta, albergando también notables fortalezas y paisajes agrícolas. Todos ellas formaban parte de las lucrativas rutas del comercio de incienso y mirra, que discurrían entre el sur de la península Arábiga y el Mediterráneo, y que se desarrollaron desde el siglo III a.C. hasta el II de nuestra era. Como alicientes más remarcables, la zona acoge restos de caravasares, fortalezas, áreas urbanizadas y sistemas de riego de gran sofisticación. El desierto de Neguev está inscrito en la lista del Patrimonio de la Humanidad desde el 2005.
  • Tel-Aviv: Fundada en 1909; coincidiendo con el mandato británico en Palestina; y asentada en la costa mediterránea, sus 390.000 convierten a Tel-Aviv en la segunda localidad más poblada de Israel. Su zona más emblemática, conocida como Ciudad Blanca, se construyó entre los años 1930 y 1948, siguiendo las directrices de Patrick Geddes e inspirándose en el urbanismo orgánico moderno. Por lo que respecta a sus edificios, éstos fueron proyectados por arquitectos formados en Europa. La Ciudad Blanca fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el 2003. Pese a todo, también vale la pena acercarse hasta el parque Iarkon, el más importante del país (de hecho, su superficie es aún mayor que la del Central Park de Nueva York).

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